domingo, 21 de noviembre de 2010

INFLUENCIA DE LOS ECONOMISTAS LIBERALES EN LA ADMIISTRACION

Paralelamente a las diversas corrientes filosóficas, a partir del siglo XVII, se desarrolló en Europa una gran cantidad de teorías económicas, centradas en la explicación de los fenómenos empresariales (microeconómicos), y basadas, en un principio, en datos empíricos, es decir, en la simple experiencia corriente y en las tradiciones del comercio de la época. A finales del siglo XVIII, los economistas clásicos liberales consiguen una gran aceptación de sus teorías, cuyo punto máximo tiene lugar con el advenimiento de la Revolución Francesa. Las ideas liberales surgen del derecho natural: el orden natural es el orden más perfecto. Los bienes naturales, sociales y económicos son inalienables y existe una armonía preestablecida en toda colectividad de individuos. Según el liberalismo, la vida económica debe alejarse de la

influencia estatal, puesto que los procesos relacionados con el trabajo, los principios económicos y la mano de obra están sujetos a las mismas leyes económicas que rigen el mercado de materias primas o el comercio internacional. Los obreros, sin embargo, están a merced de los patrones porque éstos son los dueños de los medios de producción. La libre competencia es el postulado principal del liberalismo económico.

Para muchos autores, las ideas básicas de los economistas clásicos liberales constituyen los gérmenes iniciales del pensamiento administrativo de nuestros días. El propio creador de la escuela clásica de la economía, Adam Smith (1723-1790), ya visualiza el principio de la especialización de los obreros en una fábrica de agujas y enfatiza la necesidad de racionalizar la producción. El principio de la especialización y el principio de la división del trabajo aparecen con interesantes referencias en su libro De la riqueza de las naciones, publicado en 1776. Para Adam Smith, el origen de la riqueza de las naciones reside en la división del trabajo y en la especialización de las tareas, preconizando el estudio de tiempos y movimientos que más tarde Taylor y Gilbreth desarrollan como la base fundamental de la administración científica en los Estados Unidos. Adam Smith considera de gran importancia la planeación y la organización dentro de las funciones de la administración. El buen administrador, según él, debe preservar el orden, la economía y la atención, sin descuidar los aspectos del control y la remuneración de los trabajadores.

James Mill (1773-1836), otro economista liberal, sugiere en su libro Elementos de economía política, publicado en 1826, una serie de medidas relacionadas con los estudios de tiempos y movimientos, como medio para obtener el incremento de la producción en las industrias de la época.

En 1817 David Ricardo (1772-1823) publica Principios de economía política y tributación, en donde estudia el trabajo (enfocado como elemento de costo), el capital, el salario, la renta, la producción, los precios y el mercado.

Newman señala que las funciones de la administración son:

- la planeación;

- el orden;

- la conducción de los diferentes procesos de producción.

John Stuart Mill (1806-1873), filósofo utilitarista, publicó también un libro, Principios de economía políticadblquote , en el cual propone un concepto del control extremadamente dirigido hacia el problema de cómo evitar hurtos en las empresas.

El liberalismo económico corresponde al periodo de máximo desarrollo de la economía-capitalista, la cual se basa en el individualismo y en el juego de las leyes económicas naturales, y pregona la libre competencia lo que, a su vez, desarrolló áreas de intensos conflictos sociales. La acumulación creciente de capital generó profundos desequilibrios, por la dificultad de asegurar inmovilizaciones con renta compatible para el buen funcionamiento del sistema. A partir de la segunda mitad del siglo XIX, el liberalismo económico comenzó a perder su enorme influencia, debilitándose a medida que el capitalismo se engrandecía con el surgimiento de los monopolios Du Pont, Rockefeller, Morgan, Krupp, etc. El nuevo capitalismo se inicia con la producción en gran escala, a partir de grandes concentraciones de máquinas y de mano de obra, creando situaciones extremadamente problemáticas de organización del trabajo, de ambiente, de competencia económica, de calidad de vida, etc.

Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895), creadores del deno- minado socialismo científico y del materialismo histórico, publicaron en 1848 el Manifiesto comunista, verdadero programa del comunismo. En él analizan los diversos regímenes económicos y sociales, en especial la sociedad capitalista, concluyendo que la lucha de clases es el motor de la historia: el capitalismo constituye un modo de producción transitorio sujeto a cíclicas crisis económicas debido a sus contradicciones internas y a una etapa del desarrollo de la sociedad, en tránsito hacia el modo de producción socialista y el comunismo. El Estado es un órgano al servicio de la clase dominante, y la clase obrera debe luchar por conquistarlo . e imponer la dictadura del proletariado. En 1867, Marx publica el primer tomo de El capital y después sus teorías respecto de la plusvalía, basada en la teoría del valor del trabajo. Al igual que Adam Smith y David Ricardo, Marx conceptualizó que el valor de toda mercancía está determinado por la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirla. Como la fuerza de trabajo es una mercancía cuyo valor está determinado por los medios de vida necesarios para la subsistencia del trabaja- dor (alimentos, vestidos, vivienda, transporte, etc.), al laborar por encima de un determinado número de horas, se producirá, no sólo el valor correspondiente al de la fuerza de trabajo (que se le paga como salario al trabajador), sino también un valor mayor sin contraprestación económica, denominado plusvalía. De ahí (del trabajo no pago) provienen las posibles ganancias de los capitalistas (industriales, comerciantes, agricultores, banqueros, etc.). Así, mientras la tasa de ganancia – que es la relación entre plusvalía y capital total (constante + variable) necesario para producirla – define la rentabilidad del capital, la tasa de plusvalía – que es la relación entre la plusvalía y el capital variable (salarios) – define el grado de explotación sobre el trabajador. Si los salarios se mantienen fijos (reales), la tasa de plusvalía tiende a elevarse cuando la jornada o la intensidad de trabajo aumentan. Marx influyó notablemente en el pensamiento económico y en la sociedad de su época a través de su obra y de su intensa militancia política.

El socialismo y el sindicalismo se convierten en los agentes esenciales de la nueva civilización, obligando al capitalismo de comienzos del siglo XX a tomar el camino de perfeccionar al máximo posible, todos los factores de producción involucrados, así como su adecuada remuneración. En consecuencia, cuanto mayor sea la presión ejercida por las exigencias proletarias, menos graves se vuelven las injusticias y el proceso de desarrollo de la tecnología se configura en forma más acelerada e intensa.

Dentro de esa nueva situación, surgen los primeros esfuerzos realizados en las empresas capitalistas para la introducción de métodos y procesos de racionalización del trabajo, cuyo estudio metódico y exposición teórica coincidirán con el inicio de este siglo.
  • Capacidad de prever planes y calcular bien los fundamentos

  • Perseverancia y constancia al ejecutar planes

  • Discreción y decisión de carácter para entender y dividir a los demás.

  • Conocimiento del estado, del mundo en general como detalles de los empleados y empresa a dividir.

  • Buena remuneración salarial